Emilio Carballido

03.10.2012 19:10

Emilio Carballido.

(1925− )

Nació en Córdoba, Veracruz, el 22 de Mayo de 1925. Dramaturgo, narrador y crítico. Tiene la maestría en

Letras y Arte Dramático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha trabajado para la

Escuela de Teatro y el Consejo Editorial de la Universidad Veracruzana (UV); el Instituto Nacional de Bellas

Artes (INBA) y varias universidades de Estados Unidos y ha sido por años asesor del grupo Editores

Mexicanos Unidos (EMU). Tiene colaboraciones para las publicaciones América, México en el Arte, La

Palabra y el Hombre, Tramoya, (Revista de la UV de la que fue fundador−director, y que fue reconocida en

Caracas con el Premio Ollantary en 1981); El Nacional y El Hombre. Como guionista de cine, ha intervenido

en más de 50 películas. Ha sido becario del Instituto Rockefeller en Nueva York, 1950; del Centro Mexicano

de Escritores, 1952 y 1956. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores Artísticos, como creador emérito,

desde 1994. Pasó a formar parte de la Academia Mexicana de la Lengua en el año de 1976. Su obra se ha

presentado en varios países como España, Alemania, Francia, Suiza, Bélgica, Israel, Colombia, Venezuela y

Cuba, además de México. Teatro joven: de México, (15 obras de autores jóvenes) Novaro, Teatro Popular,

1973; EMU, 1980 y Literaria Universal, 1984. El arca de Noé, y tres obras de Emilio Carballido: La lente

maravillosa, Guillermo y el nahual y Las lámparas del Cielo y de la Tierra, estrellas. 1960; Secretaría de

Educación Pública, (SEP) SepSetentas, 130, 1974; EMU, 1979 y Literaria Universal, 1981. 9 obras jóvenes,

EMU, Teatro, 1984

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Personajes:

Catrin I.

Catrin II.

El padre.

La madre.

La hija.

Un policía.

Globero, Vendedores.

Gente que pasa.

En la alameda central, 1901.

Con una estampa, la alameda con su kiosco morisco (que luego fue llevado a la de santa maría). Paseantes y

vendedores congelados. Después se animan, circulan, se oye la música de un organillo (los patinadores).

Se animan y se mueven. Pasea gente. Pasan globeros, vendedores.

Dos catrines platican:

I.− Esos son sus papás ¡Y ésa es ella ¡.

II.− ¿Aquella prietita bajita, muy gestuda?

I.− Aquella morena menuda, de ademanes exquisitos.

II.− Ah. (Gesto indefinido).

I.− Su padre ocupa un puesto importantísimo: Oficial de la mesa cuarta de la subsecretaria particular de

secretario privado del señor ministro Limantour.

II.−Ah.

I.− ¿Ves que bien visten todos?.

II.− Veo que traen ropa muy nueva. A la muchacha se le olvidó quitar el precio de su chal.

I.− Es un echarpe.

Y esa etiqueta es francesa, ¿No te fijaste? De Au bonheur de dames.

II.− Ah.

I.− Ella en la cumbre, yo en el abismo. Ella un lirio, yo una espina. Ella una estrella, yo un gusano.

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II.− Exageras un poco.

I.− Sus padres son muy estrictos, ¿Cómo acercarme a ella? Sólo he podido hablarle tres veces.

II.− ¿Y de que?

I.− Cosa poéticas y delicadas. La primera vez el baile vespertino del Casino Gallego: después de una polka,

dijimos cosas de meteoros, de astros y de sensaciones universales.

II.−O sea: de que no llovía, había sol y sudaban.

I.−La segunda vez fue, en un palco del circo Orín. Le presté mi programa si tuve un éxtasis a rozar sus uñas.

¡Puro nácar.

II.− ¿Fue éxtasis o ñáñaras?

I.−La tercera, fue un saludo fugaz desde mi carretal. Contestó ella, como un hada, pero los padres guardaron

un severo silencio.

II.−Han de ser patanes.

I.− ¿Qué dices?

II.−No contestar saludos, es patanería, no finura.

I.−Calla y respeta. ¡Y ayúdame! No puedo confiar en nadie más.

II.−No me gusta eso que quieres hacer. Y no me va a salir bien.

I.−Eres atrevido, eres ingenioso y despreocupado... ¿Qué más Te acercas a ellos: dices un audaz piropo al

ángel de mis sueños...

II.− ¡Audaz piropo!

I.−Poco audaz. Ingenioso, y no muy galante. Que no vaya a impresionarla. Un piropo... Algo desabrido. Tú

sabes... En fin...Sus padres se escandalizaran, les respondes con cinismo y llego yo, para expulsarte. Huyes.

II.− Eso de huir no es muy gallardo.

I.− ¿Qué más te da? O si quieres, ¡Puedes retarme a duelo! Si, y yo aceptar. Y herirte gravemente...

II.− ¡Oye!

I.−Serán recursos de...Fantasía, para en sus alas poder llegar a lo inalcanzable.

II.−Mmhh...

I.− ¿Aceptaras? ¿Me ayudaras?

II.−Van a llamar a los gendarmes.

I.− ¿Cómo podrían hacer tal vulgaridad? Y en cuanto muestren la menor seña de descontento, yo saldré...

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II.−Mmh...

Salen. Entra la familia de que hablaban.

LA HIJA.− ¡Miren, charamuscas! ¡Y jícamas! ¡Mira, papá!

EL PAPA.−El señor ministro va a modernizar las oficinas: todo va a cambiar.

LA MAMA.−También la moda; se va a volver muy atrevida.

LA HIJA.− ¡Miren los globos! Yo quiero.

LA MAMA.−Ya no estás en edad. Mejor escucha lo que dice tu padre.

EL PAPA.−El señor ministro ha mandado comprar máquinas de escribir.

LA HIJA.−Mira, papá, venden alfajores...

LA MAMA.− ¡Maquinas de escribir ¿Cómo puede ser eso?

EL PAPA.−Muy sencillo: igual que el gramófono. Se le da cuerda a una manigeta y la máquina escribe con

muy buena ortografía y con mejor letra que todos los secretarios.

LA MAMA.− ¿Y también habla esa máquina?

EL PAPA.−No; se comunica por escrito.

LA MAMA.−Aaaah.

LA HIJA.−Papá; y quiero un gramófono y una máquina de escribir.

EL PAPA.− (Harto) Cuando te cases, y ojalá sea pronto, tu marido podrá comprártelos y globos y alfajores.

LA MAMA.− ¿Y esa máquina escribe todo lo que uno quiere?

EL PAPA.− Naturalmente: ¿A caso no lee el gramófono todo lo que se le pide?

LA HIJA.− ¡Papá yo quiero...!

EL PAPA.− Cállate estoy ilustrando a tu madre. (A la mamá) El progreso es la maravilla de los tiempos

modernos.

LA MAMA.− Deberían hacer máquinas de cocinar.

EL PAPA.− Ya las hay: en Chicago hay unas enormes máquinas en las que metes vacas y cerdos por un lado

y salen salchichas por el otro lado.

Vuelven los Catrines. El I, espera, espiando. El II va a la familia.

II.−Quiero mucho a las chamarras que ya ni alcanzan el suelo.

Siéndose usted mi pañuelo usted aunque le cuelguen las patas.

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Le arroja el pañuelo al paso.

LA HIJA.−Jijijijijiii...

Pisa el pañuelo al pasar el lo recoge.

II−Una prietita bonita quiero echar a mi costal.

A usted lo quiero en mi sopa como granito de sal.

LA HHIJA.−Jijijijijiii...

LA MAMA.− honorino Tose) Ese joven le esta diciendo poesías a nuestra hija.

EL PAPA.− (Severo) Eso veo. Y me parece que nadie nos lo a presentado.

II.−Pues... (Saluda como soldado. Taconazo) ¡Presiento! Yo presente y presentes ustedes, que mas

presentación quieres.

LA HIJA.−Jijijiii...

EL CATRIN I espera el momento de intervenir, y no ve que llegué. Duda sin cesar:

EL PAPA.−Señor: Me han advertido que no debe uno fiarse de los lagartijos. Le ruego...

II.−Ni iguana, ni lagartijo, ni lobo, ni escolaprenda. Solo soy un estudiante con sus visos de poeta.

La familia ríe, más la hija.

EL PAPA.−Pues si es usted tan poeta y el aire los compone...

(Tose) no tire caso ahora ese versito.

LA MAMA.−Los poetas no ganan para vivir.

EL PAPA.−Pero los estudiantes se reciben. Y hay algunas carreras muy lucrativas. ¿Qué estudia usted?

II.−Medicina.

LA MAMA.− ¡Como Acuña!

EL PAPA.−Y como esculapio. Acuña no se recibió.

Esculapio sí. Espero que usted también.

II.−(Al globero) A ver: un globo para la señorita.

(Lo compra)

LA HIJA.− ¡Jijijiji! ¡Me compró un globo, mamá!

¿Puedo aceptarlo?

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LA MAMA.− Una señorita puede aceptar dulces, flores y globos si son entregados con urbanidad. Da las

gracias.

LA HIJA.− Gracias, señor. Jijijiji...

EL PAPA.− Le agradecemos su fineza. Será mejor presentarnos: Honorino Lirón y Caña, para servirle. Doña

Gumara Triste de Lirón, mi esposa. Hipsipila. Lirón Triste, nuestra hija.

II.−Y yo, Daniel Cebada para servirle.

EL PAPA.−Cebada... ¿No será usted pariente de la familia Centeno? ¿O de don Pepe Avena?

El Catrín I se decide aunque nada parezca darle pie.

I.− ¡Este hombre esta faltándoles! ¡Lo sé! ¡No se atreva ¡ ¿Por qué se acerca este ángel inmaculado?

LA HIJA.− (Aterrada) ¡Mamá! ¡Papá! (Se abraza a catrín II)

I.− No lo niegue: Los está molestando. Yo lo comino a que se aleje. A un duelo. A pistola y sable. Eso es.

Responda como un hombre cabal.

LA MAMA.− Honorino: éste es un loco.

EL PAPA.− Tal parece.

I.− Yo venero a esta familia: No estoy dispuesto a que perturbe usted su paz.

La hija no suelta al primero y le impide moverse.

La señora chifla como arriero, el señor hace una seña: Un policía se lleva arrestado al catrín I.

I.−¿Y o por qué...? ¡Yo solo quería...! ¡Es este hombre el perturbador! (Se le echa en sima al II) ¡Este, éste!

(El policía le pega con su garrote) Daniel, diles lo que pasó. ¡No señor, no me lleve, yo sólo quería...!

POLICIA.− Jálele.

Se lleva al I. El II le hace señas de mi modo.

LA HIJA.− (gimotea sin soltar al II) Estoy muy impresionada.

EL PAPA.−Ya me habían dicho que en México hay gente así.

LA MAMA.−Nosotros somos de Silao: gente sencilla y de buen trato. No nos andamos con chingaderas.

EL PAPA.−Venga a cenar con nosotros.

LA MAMA.−Me gustará oírle otras delicadas poesías.

LA HIJA.−Jijijijiji... Mamá el señor me esta haciendo cosquillitas.

II.−Nada más consolándola, nada más. Para que se le pase el susto.

Salen.